Agua, abono y cuidado

El sol está proporcionando la energía necesaria para que las plantas se mantengan florecientes.
Ahora de nuestra mano está mantenerlas bien regadas y abonadas.
Se recomienda controlar las plagas y enfermedades bien mediante tratamientos mas o menos ecológicos.
Existen numerosos remedios naturales que harán más natural nuestro jardín y no repercutirán en nuestra propia salud.

Las malas hierbas o las plantas que no deseamos aprovechan cualquier buen lugar para nacer y comerse tanto la luz, como el agua y los nutrientes que son para que nuestras plantas luzcan mejor. Por ello se recomienda realizar, al menos,  una limpieza semanal.
Armarnos de paciencia y con ayuda de una azada o con un guante arrancarlas antes de que sean demasiadas o el tamaño perjudique a nuestras flores y plantas.

Se trata de disfrutar de nuestro jardín, cuidando del mismo. Porque cuidar de nuestras plantas significa cuidar de nosotros mismos.

Agua para las plantas

Aunque el comienzo de la primavera venia amenazado por la sequía, gracias a Dios, hemos tenido una primavera muy lluviosa y benigna para las plantas, el terreno y las personas... Ahora de repente ha venido el calor, altas temperaturas que aportan un marcado contraste si las comparamos con los fríos días de lluvia del mes de abril.
Para sofocar el fuerte calor que en tan altas temperaturas puede agobiar a las plantas, se recomienda regar a diario. Las plantas necesitan calor para acelerar su desarrollo, pero llega un límite en que su vitalidad se detiene.

Nuestro jardín suele hablarnos y decirnos cuando quiere ser regado, las plantas cuando quieren ser abonadas o podadas. Por ello en nuestro contacto directo con la naturaleza vamos aprendiendo día a día lo que nos van transmitiendo.
Es al pasar de los años cuando nuestra relación de amistad con nuestro jardín se hace madura, el momento en que comenzamos a descubrir que ésta afición es una vocación, una gracia divina que nos hace sentirnos mejor.