Es fácil percatarse de los defectos en una persona educada y de buen ver, tanto es así que la crítica siempre se ciega en los pequeños deslices de los galanes o damas que se precian de serlo y que por ese don son criticado sin reprimenda al menor descuido; en muchos, la mayoría de los casos fruto de la humanidad de toda persona.
La cotidianidad es a veces así de bochornosa, unos por mucho y otros por poco, nunca se sabe como acertar, el caso es que como dice el refrán: “nunca llueve a gusto de todos”.
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