Las fuentes que embellecen nuestros jardines tienen una doble función que a veces no percibimos, porque donde están situadas suele haber tráfico de coches.
Acercarse a una fuente y dejarse invadir por el ruido del agua es un efecto maravilloso.
El agua en su caída produce un sonido relajante, una música que ayuda al ser humano a encontrarse mejor.
En España son numerosas las fuentes, algunas de ellas tienen altos chorros, a destacar las del Real Palacio de la Granja en Segovia.
Muchas veces pasamos de largo por que nos resulta muy familiar ver una fuente. Pero ¿nos hemos parado a disfrutar de su sonido durante unos instantes?
Tenemos tantas terapias gratuitas, tantos beneficios públicos que muchas veces pasamos de largo sin disfrutarlos. Tan cierto como el sabio dicho que habla del que busca la felicidad en lo más lejano y no se ha percatado de que la tiene delante.
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