Un poema de Robert Herrick da sentido al color de las rosas:
Al comienzo las rosas eran blancas,
tanto que no lograban decidir
si era más blanca su blancura
o la de los senos de Safo.
Pero al verse al fin vencidas
de tal modo se ruborizaron
que fue entonces cuando
para siempre se tornaron rojas.
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