En pleno invierno, pero como antesala de la primavera empiezan a florecer en ciertas partes de la Península Ibérica los frutales, y otra serie de plantas. Este año la humedad está facilitando este proceso, ya que normalmente si llueve no hiela, y si helara muchas de las flores se echarían a perder.
Es un momento para disfrutarlo visualmente. Los árboles nos regalan su más bella estampa. En muchas zonas, el primer frutal en mostrar su más pura belleza es el almendro. El siguiente en florecer quizá sea el albaricoque.
En la provincia de Salamanca se festeja este momento con la fiesta del almendro en muchos lugares donde abunda este frutal y su floración tiñe el paisaje de blanco.
La floreada estampa se convierte en un reclamo turístico también en el Valle del Jerte y en otros lugares donde el cerezo, posteriormente comenzará a deslumbrar con su presencia.
Esta es una manifestación comunal de la naturaleza, que de forma aislada no sería igual, pues cada árbol por sí solo no consigue ese valor añadido que es el punto fuerte que llama la atención del ser humano que quiere deleitarse con tal belleza natural.
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